miércoles, 20 de abril de 2016

¡No tengo ropa que ponerme!.


Si se hicieran estadísticas al respecto podría apostar que entre las primeras frases que más repite una mujer en su vida adulta y adolescente, estaría ubicada "no tengo qué ponerme" junto a la imagen de un clóset lleno de ropa. La realidad, aunque cueste creerlo, es que posiblemente la mayoría de las veces que lo dice está en lo cierto ¿no me creen? Dejemos a un lado las crisis emocionales que desatan esta frase sin motivo, como las hormonas o a los kilos de más, y tendremos una absoluta inexistencia del look apropiado para la ocasión en un armario repleto.Voy a intentar explicar la veracidad de este hecho, que sin duda no será sencillo si quien lee no es mujer.

Considero existe un motivo básico, que en sí mismo se suma, se complementa y contradice para lograr la dificultad absoluta de encontrar atuendos en el clóset de una mujer. 

La naturaleza de este motivo es netamente social, pues somos cómplices de la definición de sexos según la cual: los hombres son básicos y las mujeres complejas. Esto es sin duda
 un claro reflejo del machismo inherente a la sociedad en la que vivimos, que se traduce en una tragedia para nuestro clóset al definir códigos de vestimenta diametralmente opuestos para absolutamente todo y permite así que hagamos a diario oda a nuestra complejidad natural. 

Ilustraré el punto sobre el complicado código de vestimenta social utilizando como ejemplo un simple vestido: un elemento que fue diseñado con el objetivo de cubrir y resguardar el cuerpo humano, pero especialmente concebido para las mujeres.   Partiendo de esta pieza voy a describir con qué deberías equipar idealmente tu armario:  uno largo de gala para una gran fiesta y uno corto  para cuando la fiesta no es tan grande, de cada uno de estos su respectiva versión de noche, de tarde y de día, pues es muy distinto lo que puede ser pertinente para cada caso;  luego aplicamos lo mismo para las versiones corporativas, formal y casual dependiendo del tipo de evento o reunión; es indispensable contar con uno sexy y más atrevido para salir en la noche con amigas, uno no tan atrevido para una cena con un prospecto, uno tropical para la playa y uno más elegante para las salidas nocturnas en un lugar de playa; no puede faltar el vestido fresco de domingo como para hacer algunas diligencias y el que es un poco más casual para ir de paseo, sumado a uno sencillo pero lindo como para ir al cine; hasta ahora tenemos unas 15 alternativas, que dependiendo de sus colores y telas pueden duplicarse para adaptarse mejor a las ocasiones. Hablamos entonces de que si alguno de estos falta (o muchos posiblemente) y tienes una invitación a un evento correspondiente al mismo, no tendrás que ponerte, porque tenemos clara la premisa según la que una mujer no puede ir con un vestido de flores color pastel a una fiesta de noche y mucho menos, con algo oscuro y brillante a un bautizo en plena luz del día. Pero esto no es porque ella lo sienta así, posiblemente ama su vestido pastel floreado, pero ¿qué dirá la gente si todos saben que el código es incorrecto?  

Entendido esto llegamos a otro encantador punto de la influencia social cuando se trata de usar el atuendo apropiado y es la regla de ¡no repetir! que además  se ha fortalecido con la llegada de las redes sociales, pues un vestido no se anula solo con el hecho de que los invitados a un lugar sean los mismos de la oportunidad anterior en que lo usaste, sino que al subir la foto y compartirla con todos tus conocidos, lo bloqueas completamente y para siempre. Yo insisto en que no entiendo esta regla de "ya me lo vieron" que hace que no puedas repetir ¿y si les gustó? ¿No estarán contentos de que estés bella de nuevo?.

A nosotras definitivamente nos toca representar y aparentar, cubrir el estándar que nos mide con una muy alta vara, mientras que ellos son completamente libres y se les exige lo mínimo posible. Sólo el hecho de ser representantes del sexo masculino les da todo lo que necesitan para andar como quieran por la vida; para nosotras la femineidad es indicador de que debemos estar perfectas siempre y ante todo criterio de evaluación posible. La idea que creo pone en evidencia esto de forma más clara es la barriga prominente, mejor conocida como "panza". Este es un elemento universalmente aceptado en los hombres, icono de un macho feliz al que lo alimentan bien en casa (su mujer claro está, no pretenderán que se alimente solito),  por el contrario es también un claro símbolo de descuidado en el género femenino, representa posiblemente a quien se quedará soltera toda su vida o deberá aceptar que su pareja busque fuera lo que no tiene en casa: una barriguita minúscula y plana. Un hombre con una camisa que realce y marque claramente su panza se verá perfecto, pero para nosotras, por si fuera poco encontrar el atuendo perfecto para cada caso, debemos agregarle el hecho de que debe reflejar la planicie de nuestra barriga, lo que suma a la crisis de ropa el hambre absurdo que debemos pasar en infinitas dietas para que esto pueda quedarnos bien. 

En conclusión ¿cómo pueden pedirle tanto a un clóset? incluso a un bolsillo. Realmente creo que la pregunta es ¿por qué nos piden tanto? pero sobre todas las cosas ¿por qué lo permitimos?. No entiendo la razón por la cual decimos ese "si mi amor" a la sociedad que indica cómo debemos vernos, sin importarle si quiera cómo nos sentimos dentro de eso. Esto no pretender crear una postura feminista, en la que todos somos iguales, pues las diferencias genéticas obvias no podemos ignorarlas y pienso que tienen su magia. Solo considero que será imposible encontrar algo perfecto en  nuestro clóset mientras estemos intentando estar perfectas para tanta gente y posiblemente aquí hago mayor referencia a otras mujeres que están listas a observarnos con su incisivo ojo crítico pues son las primeras que promueven tanta denigración.

Mi postura es que debemos hacer un constante homenaje a nuestro género, que es plenamente hermoso, disfrutar de la moda, claro que sí, porque es divertida, pero sin dejarnos asfixiar por nada de esto.  No pido que seamos absolutamente rebeldes ante todos los parámetros sociales, porque tampoco apoyo la anarquía, pero sí extiendo mi invitación a dejar a un lado esa crisis de ropa y uso para eso mi argumento de siempre: seamos auténticas, así será fácil encontrar siempre algo muy lindo que ponernos en nuestro clóset, porque nos sentiremos cómodos, estaremos felices y transmitiremos belleza. 

YEI