jueves, 5 de noviembre de 2015

Algo cómo un prólogo.



Desde chiquita me ha encantado echar cuentos, reconozco a mi mamá como mi primer público, cada día al llegar del colegio era ella quien debía escuchar una a una mis historias, muchas veces me pidió un poco de silencio, pero creo que muy en el fondo lo disfrutaba, constantemente hacía bromas con el resto de mi familia sobre como yo hablaba demasiado y sinceramente a mí no me molestó nunca que lo hiciera.

Con el tiempo fui adquiriendo habilidades y más audiencia, familia, amigos y hasta simples conocidos me escuchaban, cada vez con más atención. En todo este proceso creo que nunca gané el talento de crear nuevas historias, de tomar de mí alrededor personajes, sucesos y escenarios para convertirlos en grandes relatos, siempre para mí ha sido más fácil partir de mis vivencias y buscar en los detalles de las mismas esos elementos que las convierten en cuentos encantadores.

Contando y contando me sorprendo de la cantidad de personas que se parecen a mí en las vivencias y por ende mis historias les traen emocionantes recuerdos, también me encuentro con aquellos que soñaron vivir alguna vez lo que cuento, por lo que en su caso rememoran sus propias quimeras. Mis cuentos generan otros cuentos y las conversas terminan haciéndose prolongadas. Estas reacciones me inspiran cada vez a contar más, me crean gran motivación a incrementar a mis escuchas y así formar una inmensa e interesante tertulia.

Así nace este blog, con la única intensión de contarnos mutuamente algunos cuentos, a mí, como ya les adelanté, no me cuesta nada así que sirvo la mesa y queda en ustedes si quieren interactuar.

Este es entonces un espacio simple, sencillo y cercano para contar historias. Lo que pasó hoy o hace un tiempo lejano, cuando era chiquita, adolescentes o en medio de esta adultez a la que a veces le huyo. Lo que sueño que pase, eso si no estoy segura de que lo vaya a contar, un poco por superstición pero más que nada por desconocimiento, aunque a veces me gusta soñar y así seguramente me encontraran más de una vez fantaseando.

Cuentos cotidianos, más o menos serios, básicamente dependiendo de mi estado de ánimo y de los acontecimientos del mundo, porque yo no puedo hacer a un lado la realidad, ni la mía propia, ni la de todo lo que me rodea, aunque a veces la verdad me pierdo de algunas cosas importantes. Ya veremos cómo nos sale todo esto.


YEI

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