lunes, 21 de diciembre de 2015

Yo soy quien decide cómo equivocarme.


En la vida hay 2 tipos de situaciones: las que nosotros queremos y las que los 
demás quieren para nosotros. En muchos casos ambas son distintas y el problema llega cuando nos dejamos confundir.

Hay momentos en los que somos vulnerables o inocentes y la opinión de nuestro entorno pesa más, por ejemplo: cuando estamos en crecimiento y debemos elegir nuestro estilo: qué vestir y qué colores usar;  cuando somos adolescentes y debemos definir nuestro futuro: qué estudiar y dónde, hasta cuando somos adultos (o casi) y nos toca escoger con quién queremos compartir nuestra vida.

Hablando específicamente del tema del amor, los padres son importantes. Cuando conocemos a alguien hacemos internamente la revisión "¿qué diría mi mamá si le digo: este es mi novio?" o "¿le gustará a mi papá?". Yo recuerdo como si fuera ayer cuando a los 14 años  llevé a mi primer novio a casa, aquel chico rebelde, pelo largo y con zarcillos a quien mi papá llamó siempre "zarcillito" y cuyo look nunca le agradó, menos mal era un encanto de ser humano y se ganó el cariño de toda la familia. Pero la verdad es que ese susto no se pasa, aún cuando somos adultos ese temor de saber si será el correcto para tú familia y si pasará las pruebas de aprobación, está presente toda la vida y es un argumento que inconscientemente usamos para evaluar candidatos.

Las amigas también influyen en nuestras decisiones amorosas, pero en este caso en 2 etapas: al principio es "cuéntamelo todo" "que bello" "se pasa" "me encanta" " amiga estoy muy contenta por ti" "así era el hombre que yo pedí para ti" y luego, cuando un tiempo después les cuentas que terminaron "menos mal, de verdad ese tipo no me gustaba para ti, no te representaba" es allí cuando lanzan todos los argumentos que justifican el por qué debes buscar lo que realmente te mereces y estos te convencen de que la decisión es correcta. Claro, no las juzgo, porque estas reacciones tienen que ver con esa conducta típica de los hombres de ser unos príncipes en la conquista e ir mostrando su terrible realidad a la medida que la relación  avanza. Ellas no se van a lanzar la pelea perdida de decirlo a mitad de camino con nuestra evidente terquedad enamorada.

Además de estos 2 factores hay en general un check list social que juega un papel protagónico en esta decisión (la familia y las amistades lo manejan muy bien). Según este el candidato debe ser:
  • Profesional, preferiblemente de alguna carrera prestigiosa como ingeniería o medicina.
  • Ambicioso, con metas en la vida, que no se quede estancado, que sea movido y proactivo. 
  • Mayor que tú pero solo un par de años, porque no puedes andar con un viejo.
  • Estable económicamente para que te invite todo y te lleve de viaje, las mujeres no deben pagar nada.
  • Guapo, preferiblemente alto, pelo lacio y delgado (no tanto), si puede tener ojos lindos mejor. Pero que tampoco sea un modelito que te cause problemas con el resto de las mujeres en la calle. 
  • Respetuoso, con muy buenos modales y con sólidos valores.
  • Familiar, con un árbol genealógico con los menores rastros de disfuncionalidad posibles. 
  • Un tipo de su casa, nada de bebederas ni bochinches, pero claro está que no sea aburrido. Conversador y simpático indispensablemente.
  • Cariñoso y detallista, preferiblemente de los que no olvidan aniversarios y cumpleaños y les gusta sorprenderte.
  • Encantador para que se meta a tu familia en el bolsillo. Debe tener la capacidad de conversar entretenidamente con tu papá, ser catador de las comidas de tu mamá y el centro de entretenimiento de tus hermanos.
  • Debe tener un buen carro y mucha disposición para buscarte y llevarte a todas partes. 
  • Es importante que se vista muy bien, serio pero a la moda, no puede irse a ningún extremo en su look.
  • Siempre arregladito, de imagen muy limpia, afeitado y con un corte de pelo 100% masculino. 
  • Si tiene tatuajes solo 1, bien escondido y justificado. Pero mejor que no tenga ninguno. 
Si el que te está pretendiendo hace check con todos estos punto ¡listo! tienes al tipo ideal, justo al que te mereces. El único tema está en que no estoy muy segura de que estés despierta, porque hasta donde sé ese hombre sólo existe en sueños,  además podría apostar a que si volteas a ver ni tu papá, ni el esposo de ninguna de tus amigas pasan con un 50% esa lista y allí están, muchos años juntos y vidas tranquilamente felices.

El punto al que hago referencia desde el inicio es que hay una gran diferencia en lo que tú quieres para ti y lo que quiere el resto de la gente, lo importante es tener presente que no puedes hacerte eco de lo que no quieres y jugar a la falsa felicidad, ni mucho menos ser infeliz de manera clara y evidente. Si ese check list no se parece a ti, si ni tú misma cumples con la mitad de las características en versión femenina, por qué vas a buscarlas. 


En mi vida creo que lo más incorrecto que he hecho ha sido justo cuando intenté hacer lo correcto para el mundo y me olvidé de mi. Los seres humanos somos únicos y nada es igual para unos y para otros. En este caso les estoy dando el ejemplo con una pareja porque es posiblemente el más claro y vistoso, pero ocurre y aplica con todo lo que hacemos en la vida. En cada paso estamos pendientes de qué dirá la gente y cómo deben ser las cosas, pero la realidad es que las cosas solo deben ser como nos haga felices que sean.

Cada una de nosotras debe encontrar su espacio propio, su fórmula original, eso que nos de cosquillas en la panza, que nos saca incontenibles sonrisas. Ese espacio donde nos sentimos en casa, más cómodas que nunca. Ese lugar donde cada momento, cada palabra y cada movimiento son auténticos, exactamente allí donde todo fluye naturalmente, donde nada hay que salir a buscarlo.

No tengas el trabajo soñado si no lo soñaste tú desde tu interior mismo, no tengas la casita de muñecas si te ves al espejo y no crees verte como esa muñeca, no te vistas según la última tendencia de la moda si te sientes incómoda con esa ropa, no te mudes al paraíso si para ti es un infierno, no te tomes de la mano con el hombre ideal si no es ideal para ti. No vivas una vida prestada o alquilada, porque no es tuya y nadie la va a vivir por ti.

No tengas miedo a equivocarte y mucho menos a hacer público tu error, que quien no se ha equivocado no existe o vive en una gran mentira cuya falsedad descubrirá tarde o temprano y lastimosamente le dolerá mucho. Quienes juzgan las acciones de los demás, son quienes tienen demasiado vacío en las propias.

Caer y levantarnos es parte de nuestra existencia, pero es indispensable vivir nuestros errores y no los de los demás. Fallar por haber hecho exactamente lo que querías, hará más divertido el camino y más ligera la caída.
Toma el control de tu vida, no tienes que lastimar a nadie más para eso y evitarás herirte a ti misma. Recuerda que lo importante es siempre tener presente que tú eres quien decide cómo equivocarse. 


Yei

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